Y lo gracioso -trágico para mi- es que eso no es lo peor. Lo peor, peor de todo es que.....No tengo la mas mínima gana de levantar un dedo y hacer nada. Lo siento, el mundo esta cayendo sobre mi. No puedo más. No soy la hija que mis padres quieren, no soy la hermana que mis hermanos quieren, no soy la enamorada que mi enamorado quiere, no soy la idiota que quiero. Aaaaaahhhhhhh
¡Locura total!
El punto es que por esta "pequeña" crisis que me he mandado he debido tomar una decisión que la venía aplazando ya por muchísimo tiempo.
Hace unos meses, cuando tuve una de mis tantas crisis supe que al menos una cosa estaba clara: O me convertía en vegetariana o empezaba a fumar regularmente.
Esta decisión la he venido masticando, masticando esperando que llegue el momento indicado para lanzarme oficialmente como la amiga a la que no puedes invitar a comer o la tarada que no aprende nada de las campañas con imágenes horribles del cáncer de pulmón. Y bueno, hoy he tomado la decisión.
De pronto, sin que yo mismo lo viera venir, saqué una caja de fósforos, un cigarrillo lo encendí y me di la bienvenida al mundo de los fumadores mientras escuchaba Get Back de los Beatles -¡como los amo!-.
Así que ya está. Soy oficialmente una fumadora.
¿Esto es parte de madurar?
¿Aceptar que puedo morir de cáncer y sin embargo hacerlo?
No, ni en broma. Lo último que me preocupa ahora es el cáncer.
¡Al diablo todo mundo!
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