sábado, 19 de marzo de 2011

Y en papel de Helena: Otra Helena.

Ayer me han etiquetado en un par de fotos que me han hecho regresar en el tiempo. Hace un par de años realizamos la obra: Sueño de una noche de Verano. Aquí su servidora, se desempeñó en el papel de la ridícula, acongojada, acomplejada y terriblemente enamorada Helena, y lo que es más, lo hice con gran éxito. Y no es por alabarme, sino para que se note lo bien que me quedan los papeles de ridícula, acongojada, acomplejada y terriblemente enamorada -lo último no se cuanto...-. Posiblemente el público dijo: ¡oh que buena actriz! le sale el papel con tanta naturalidad... Es tan real... Es tan autentica... Hasta parece que no esta actuando. 
En efecto, el papel no lo obtuve después de un casting ni cosa parecida, sino que la directora de la obra supo inmediatamente que la única persona capaz de caber tan bien en semejante papel solo podía ser yo. Y luego allí estuve, en medio del escenario, en el segundo acto, mandándome el monologo mas realista de mi corta vida de estrellato teatral. Pero ustedes vieran cómo esas palabras me salían de lo mas hondo de los huesos. Eso me llevó a pensar si por si acaso Shakespeare no se habrá inspirado en mi para escribir el dialogo de Elena.
Solo una persona era capaz de encarnar a una mujer tan pesimista y trágica. Cada vez que lo recuerdo, pienso en lo irónico que resulta que me queden tan bien los papeles de tragicomedias. 


¡Oh! Estoy sin aliento bajo está caza amorosa. Cuanto más ardiente es mi súplica, menos merced alcanza. Dichosa Hermia, dondequiera que esté, porque posee benditos y seductores ojos. ¿Qué es lo que los hace tan brillantes? No las acerbas lágrimas. De ser así, más lo estarían los míos, que se bañan más frecuentemente que los suyos. No, no; yo soy tan fea como un oso, pues las fieras que me encuentran huyen atemorizadas. Por consiguiente, no es extraño que Demetrio huya de mi presencia como de la de un monstruo. ¿Qué pérfido espejo engañador puede hacer que me compare con las refulgentes esferas de Hermia? Pero ¿quién está aquí? ¡Lisandro! ¡Y en tierra! ¿Muerto, o dormido? No veo sangre ni herida. ¡Lisandro, buen caballero, si vives, despierta!

 Pobre Helena, tan trágica y enamorada. De momento, me río alegremente recordando lo divertido que fue realizar este papel. Te quiero Helena. 
Para todos los que se sienten un poco como ella. 

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