domingo, 22 de mayo de 2011

¡Adiós Brakets! -hasta los voy a extrañar-



El viernes fui donde mi dentista para lo que yo creía que era una revisión de rutina. Lo típico. No obstante, me llevé una sorpresa demasiado fuerte para mis nervios, cuando el tipo dijo a su asistente: Páseme la pinza para retirar brakets. 
Nuevamente allí mi cara de  O.o ¡WTF! 
No lo asimilaba, no lo podía creer, estaba tan fuera de onda con esa frase que entre mi pensé que me los iba a sacar, iba a revisar algo y me los iba a volver a poner. Pero ¡Oh sorpresa! la mía, no me los volvió a poner. Simplemente me los sacó. Así de fácil. Quedé tan shokeada que salí del consultorio caminando a paso de entierro, tapándome la boca con la mano y caminé hasta que se me cruzó una farmacia, entré y estuve allí sentada por hora y media. Los que atendían la farmacia seguro creían que yo estaba a punto de desmayarme y por eso no me mandaron sacando, pero allí me quedé como imbécil hora y media sin reaccionar pensando en lo mucho que cambiaría mi vida desde ese minuto en que el dentista dijo: Páseme la pinza para retirar brakets. 
Ha sido tanto el tiempo que he esperado con una desesperación tremenda esa frase que creí que nunca iba a llegar, me parecía tan lejana y fueron tantas las veces que estaba cerca y luego resultó que no, que cuando al fin pasó, no lo podía creer. 
¿Qué voy a hacer con todos mis complejos? 
¿Dónde los meto si ya se han hecho una parte tan intriseca de mí?
De pronto, el mundo me da el permiso para sentirme completa, para sentirme bonita, para poder sonreír sin miedo. No lo puedo creer. 
Tuvo que pasar un día entero para que yo junte coraje de verme los dientes frente al espejo. Y allí estaban todos los dientes perlados. ¡Dios mio, tengo dientes! ¡Y son grandes! ¡Y mi boca no es tan espantosa!  Volví a conocer a mis pobres dientes que tanto tiempo han pasado escondidos detrás de alambres. 
Todo lo que he sufrido por mi ortodoncia no tiene nombre, he purgado todas mis culpas con este problema, se convirtió en uno de los traumas mas profundos de psiquis. Esto era un problema tan mío que me definía como persona. Y no exagero, pasa que no voy a especificar todos los pormenores de mi tratamiento, pero resumiré diciendo que ha sido todo un martirio desde los 12 años. Ya se pueden imaginar todo lo que eso conlleva. Una de las últimas sesiones con mi psicóloga fue precisamente sobre mis brakets, y no les cuento todo lo que lloré... pareciera que lo sobrellevaba muy bien pero en realidad era algo que me estaba pudriendo por dentro. Pude haber llegado a ir a un manicomio. 
Y de pronto, llega un día y el dentista me los quita así nada mas, sin previo aviso, sin nada, pudo haberme matado de la impresión. Si bien es cierto, que andaba loca a mas no poder para que me los saquen, de pronto cuando ya me los sacó hasta sentí que los iba a extrañar, me pasaba la lengua por los dientes y no podía creer que esos fueran los míos...tan...tan....lizos. 
Todavía me da vergüenza sonreír, siento que no soy yo. Supongo que será hasta acostumbrarme -y seguro no tardaré tanto- pero aun no salgo del asombro. 
Claro, todavía no me da de alta el dentista, falta mas o menos un mes. En mas o menos un mes, cuando la noticia sea oficial, voy a tener suficientes motivos para festejar uno de los triunfos mas importantes de mi vida. Y juro que no volveré a ir a un dentista nunca en mas en mi p. vida. -al menos mientras pueda evitarlo-. 
Por lo pronto, mañana a primera hora saldré a despilfarrar el dinero en labiales. =D

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