sábado, 4 de junio de 2011

¡La Caridad no es una solución!

El miércoles, que fue 1ero de Junio, se celebró el día del niño y por vueltas de la vida (mis 100 horas de trabajo voluntario requisito para graduarme), me he visto comprometida con una fundación que trabaja con niños enfermos con cáncer. Sin embargo, en la fundación realizamos un programa para ayudar a los niños de los mercados. 
Estos son niños, generalmente indígenas aunque no es una regla infalible, que trabajan con sus padres en los mercados. Ayudan a vender, a pelar los productos, enfundarlos, o andan recorriendo todo el mercando con fundas de algún producto vendiéndolo a los transeúntes. Antes, cuando todavía no habían los sofisticados supermercados, se acostumbraban a hacer las compras de esta manera. Aquí en el país esta es una herencia indígena que se conocía como tianguéz, sitio donde la costa y la sierra se unían para intercambiar sus productos. En fin, en la edad media también había en Europa, así que tampoco es algo puramente autóctono. El punto es que aquí en el país y especialmente en Riobamba, este tipo de mercados todavía son muy comunes. 
De cierto modo y para los turistas el mercado puede resultar muy tradicional, colorido, bonito, llamativo; no obstante detrás de toda esa imagen típica también esta la realidad de muchos niños que trabajan con sus padres. 
Sobre el trabajo infantil es otro tema aparte. De alguna forma esto es una especie de costumbre en las familias indígenas del país que poco a poco y con mucho esfuerzo se ha ido mejorando. Aunque de momento creo que el mayor logro es que los chicos se den tiempo de estudiar también, por lo tanto combinan sus estudios con el trabajo, en pocos casos se puede evitar que sigan trabajando. Asumo que debe ser parte de su estilo normal de vida, saben que tienen que ayudar a sus padres y no tienen otra opción. 
Enmarcándonos  en esta realidad es que la fundación decidió realizar un homenaje a estos niños por su día. Y bien, yo estuve participando en esto como voluntaria. Estuve en todo momento con los niños y solo puedo decir una cosa: he quedado totalmente decepcionada. 
Uno piensa que todos los niños son puros, son ingenuos, que no abarcan malicia y que merecen ayuda y que ayudándoles construimos un mejor futuro para los niños, para la sociedad, para el país, para el mundo. Uno como joven tiene la idea de ir y cambiar al mundo, y ve estos niños que tienen que trabajar, que llevan una vida mas dura, que sufren injusticias y quiere ayudarlos; pero hoy me he dado cuenta que hay formas y formas de ayudar. 
Primero que nada, me ha dolido chocarme contra la realidad y darme cuenta que estos niños no son lo que pensamos, ni lo que aparentan. Crecer en un ambiente humilde y en muchos casos hostil los ha obligado a adaptarse al sistema para sobrevivir y están igual de contaminados que cualquier adulto. Han aprendido y lo dominan el arte de mendigar, hacen de eso su modo de vida y nos manipulan. A nosotros ilusos que pretendemos ayudarlos, nos manipulan. Y la forma de ayudarles no es darles mas caridad. Eso es estancarles. 
No entraré en detalles sobre el programa pero resumiré diciendo que estos niños mienten sin ningún descaro para conseguir lo que quieren, uno pensaría que son mas humildes, mas sencillos y en realidad solo son gente que ha crecido pronto y sabe cómo obtener lo que quieren, saben que inspiran lástima y sacan a relucir todas sus miserias para obtener lo que quieren, para removernos la conciencia y que les demos lo que piden. Y no me parece justo. 

No les culpo a los niños por hacerlo porque de cierto modo entiendo que eso es lo que han aprendido y si no se les ha dado mas opciones tampoco se los puede culpar, es el medio, es el sistema, ellos simplemente son el resultado de lo que la sociedad va haciendo de ellos. No con esto niego el individualismo, el intencionalismo ni el libre albeldrio. De hecho, justamente por este caso estaba pensando en ejemplos como Jefferson Perez y otra gente que nos demuestran que si nacemos en estos ambientes no tenemos necesariamente que quedarnos allí, no obstante esos son casos muy escasos, la mayoría prefiere adaptarse a lo que le ha tocado vivir. 

Por eso creo que si queremos ayudarles no debemos incrementar el problema, hacer que exploten su vulnerabilidad, su miseria como su modo de subsistencia. Darles caridad, regalarles las cosas, es solo una solución momentánea. Es como poner un balde para la gotera, eso no soluciona el problema e incluso genera mas problemas. Tenía una profesora que decía que a los niños no hay que darles caridad porque cuando crezcan ya no van a inspirar la misma lastima y la gente ya no les va a dar caridad y como están acostumbrados a obtenerlo todo fácil se inclinan por la delincuencia, no por eso digo que la delincuencia es solo por la pobreza, el punto es que dándoles caridad no arreglamos el problema de fondo. 
Darles una funda de caramelos y un juguete solo les demuestra que su pobreza es recompensada. Cuando en realidad lo que debemos hacer es enriquecerles de alguna forma, llenarles espiritualmente, enseñarles el verdadero valor de las cosas. Enseñarles a pescar y no regalarles el pescado. Darles oportunidades, darles opciones, educación, salud, y no una funda de caramelos por la cual tienen que pelearse entre ellos, mentir que son mas pobres los unos que los otros, eso es exigirles que se humillen, que expongan su miseria, es premiar al mas pobre, cuando en realidad estos niños no tendrían que verse obligados a exponer su miseria para obtener lo que necesitan. 
No culpo a las fundaciones ni a la gente que realiza trabajo social de esta clase que solo es caridad sin preocuparse por un verdadero desarrollo humano, entiendo que es la solución mas pronta que se nos ocurre. Quisiera no pensar que realizamos estas cosas como una forma de aliviar el alma y conseguir autosatisfacción, quisiera no pensar que la caridad es una especie de masturbación moral. Eso sí sería despreciable. Pero en todo caso, sería bueno que nos diéramos cuenta de la realidad y por querer ayudar salgamos perjudicando. La caridad no es una solución, solo empeora el problema. 

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